Editorial Arco Libros

Vestigios. Trayectoria pict�rica de Fernando S�nchez L�pez

Diciembre 2021

El Mecenazgo de los Duques de Montpensier

Septiembre 2018

Los duques de Montpensier, que vivieron entre Sevilla y Sanl�car de Barrameda durante la segunda mitad del siglo xix, supieron construir una singular corte que se dio a conocer por la pr�ctica de un mecenazgo art�stico y cultural muy amplio y fruct�fero. Su establecimiento en Espa�a supuso la compra del colegio de San Telmo en Sevilla, un imponente edificio que convirtieron en un Real Palacio, centro de una corte altamente competitiva y din�mica. En Sanl�car, uno de los nuevos sitios elegidos para el descanso estival, levantaron un sorprendente y rom�ntico complejo palaciego, rodeado de envolventes jardines, y que era en realidad el ejemplo m�s representativo de la cultura art�stica y la educaci�n est�tica de Antonio de Orleans.

Con novedosa documentaci�n y ricas ilustraciones, el profesor Manuel Rodr�guez D�az (doctor por la Universidad de Sevilla) reconstruye el gusto y la obra de mecenazgo que hicieron posible la eclosi�n de una de las cortes m�s carism�ticas y afamadas de la Europa de su tiempo.

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Nobleza y coleccionismo de tapices entre la Edad Moderna y Contempor�nea: Las Casas de Alba y Denia Lerma

Septiembre 2018

El presente volumen, ricamente ilustrado ex profeso para la ocasi�n, es fruto del proyecto �Las colecciones de tapices de los Grandes de Espa�a en el siglo XVII. Las casas de Alba, Denia Lerma y Santa Cruz� (HAR2012-35113), con ensayos delos profesores G. Red�n Michaus y J. M. Calder�n Ortega (Universidad de Alcal�), M. Luque Talav�n (Universidad Complutense) y la conservadora de tapices de Patrimonio Nacional C. Herrero Carretero. Los textos de Red�n estudian el papel de los tapices y su venta en el cambio del gusto de la Casa de Alba a lo largo del siglo XIX, y dedican un inter�s particular a la important�sima serie de Las jornadas de Alemania, comisionada por el Gran Duque de Alba, identificando sus fuentes visuales y escritas, y en la que se exalta el papel del noble en la batalla en detrimento de la versi�n �oficial� difundida por el Emperador. La serie de tapices de Am�rica del VII duque de Veragua es estudiada por Luque como manifestaci�n de los honores recibidos por la casa y representaci�n topogr�fica de sus antiguos dominios, en referencia a la vinculaci�n indiana del comitente y su linaje.Por �ltimo, Herrero aborda la relaci�n entre el inventario de asientos de tapices y la importante biblioteca del I duque de Lerma, que transcribe y publica �ntegramente por vez primera, e interpreta a grandes rasgos como demostraci�n de su gusto y mentalidad.

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Claudio Coello

Febrero 2016

La figura del pintor barroco Claudio Coello (Madrid, 1642-1693) resulta sin duda una delas m�s relevantes del panorama art�stico madrile�o entre la muerte de Diego Vel�zquez en 1660 y el fin de la centuria. La escuela de pintura madrile�a ofreci� durante la segunda mitad del siglo XVII sus mejores frutos, propiciados por la confluencia de la tradici�n espa�ola y de las mejores lecciones del renacimiento veneciano y del barroco flamenco. Claudio Coello tal vez sea el pintor que con m�s brillantez encarne los logros de esta escuela, integrada por una notable serie de buenos artistas que practicaron un estilo pict�rico en el que conflu�an esas diversas tendencias, de tal modo que sus obras hicieron gala de un lenguaje art�stico unificador de todas ellas. Tras formarse con Francisco Rizi, Coello emprendi� una exitosa carrera al servicio principalmente de diversas �rdenes religiosas asentadas en la corte espa�ola, aunque tambi�n recibi� importantes encargos de la nobleza y de las instituciones municipales de Madrid. Trabaj� tambi�n para varias localidades del entorno de la Villa y Corte, as� como para Toledo, Zaragoza y Salamanca. La recompensa a su buenhacer lleg� en 1683, cuando fue nombrado pintor del rey Carlos II. Sin embargo,su fortuna comenz� a menguar tras la llegada a Madrid a principios de la d�cada siguiente del napolitano Luca Giordano, con quien rivalizar� por la primac�a art�stica en el entorno regio hasta su muerte en 1693.

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Pedro Rold�n

Diciembre 2012

Pedro Rold�n (1624-1699) es lapersonalidad m�s destacada del panorama escult�rico sevillano de la segundamitad del siglo XVII y una de las figuras se�eras de la escultura espa�ola delpleno barroco seiscentista, como as� lo ha venido reconociendo la historiograf�aart�stica a partir de la pionera biograf�a que le dedicara Antonio Palomino.Debe admitirse sin reservas laincuestionable impronta que dej� su peculiar t�cnica de talla, la reconociblecaracterizaci�n estil�stica y morfol�gica de sus im�genes e incluso laconsagraci�n de determinados modelos iconogr�ficos, no s�lo entre los miembrosm�s cercanos de su nutrido obrador, sino sobre toda una legi�n de seguidores desu pl�stica, hasta bien avanzada la centuria dieciochesca.
Pedro Rold�n fue el escultorsevillano de su tiempo con una mayor proyecci�n exterior, como lo prueba quesus realizaciones fueran requeridas o enviadas a numerosas poblaciones de lasactuales provincias de Sevilla, C�diz, C�rdoba, M�laga y Ja�n, adem�s de lasislas Canarias, respondiendo a los m�ltiples encargos que recibi� por parte deinstituciones y particulares, tanto de rango eclesi�stico como civil.
La monograf�a que presentamos es el resultado de tres a�os deinvestigaci�n y conocimiento directo de la producci�n escult�rica de tanafamado maestro, que nos ha permitido deshacer algunos equ�vocos referidos a superiplo vital, as� como reflexionar sobre las claves de su formaci�n art�sticay contexto creativo, procediendo asimismo a depurar su cat�logo de obras, quehemos logrado tambi�n incrementar con algunas piezas felizmente documentadas oatribuidas con suficiente fundamento.

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Miguel Jacinto Mel�ndez

2012

En los �ltimos a�os, la figura de Miguel Jacinto Mel�ndez ha ido cobrando un reconocimiento cada vez mayor dentro del panorama de la pintura madrile�a del primer tercio del siglo xviii, un periodo de transici�n entre el Siglo de Oro y la creaci�n de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, m�s complejo, rico y novedoso de lo que se pensaba. En sus cuadros hay una curiosa fusi�n de tradici�n y modernidad, de fidelidad a las ense�anzas de la pintura barroca madrile�a, sobre todo en la de tem�tica religiosa, junto a una clara influencia en el retrato de los gustos imperantes en la Corte de Felipe V. Su obra es un buen ejemplo de la pervivencia de la tradici�n seiscentista hasta bien entrado el sigloxviii, pero ya abierta al incipiente Rococ�.

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Los Hernandos

2011

El alto grado de asimilaci�n de las novedades del renacimiento italiano por parte de los pintores Fernando Llanos y Fernando Y��ez, tambi�n conocidos desde un principio por las fuentes documentales e historiograf�a como los Hernandos, favoreci� la gestaci�n de testimonios pict�ricos de primer orden a su regreso a la pen�nsula tras su etapa italiana, logrando el encargo de las puertas del retablo mayor de la catedral de Valencia que marcan por s� solas un hito art�stico sin precedentes en los albores del Renacimiento en Espa�a. Las novedosas pinturas de estos postigos del retablo mayor marcaron un punto de inflexi�n importante en el devenir de la pintura valenciana con ecos leonardescos y de otros pintores italianos contempor�neos suyos que asimilaron los Hernandos en Florencia y Roma. La actividad profesional de ambos pintores en Valencia, que compartieron en ocasiones proyectos al alim�n, se alarg� algunos a�os hasta el regreso de Llanos a Murcia y de Y��ez a Almedina y Cuenca donde dejaron otras muestras de su quehacer pict�rico.

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La Escultura del Primer Naturalismo en Andaluc�a e Hispanoam�rica (1580-1625)

2010

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Narciso Tom�

2009

Narciso Tom� es un excelso representante del arte barroco nacional y europeo, y uno de nuestros escultores m�s destacados. El conocimiento de su obra se ha centrado hasta ahora en la fama del Transparente de la catedral de Toledo. Para conocer la enigm�tica personalidad de Narciso Tom�, es preciso observar y admirar toda su obra. En este libro, por primera vez, se muestra con detalle la mayor parte de la producci�n de este artista magistral, para muchos a�n desconocido.

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Fuentes y modelos de la pintura barroca madrile�a

2009

Se trata de la primera visi�n de conjunto sobre las fuentes formales y literarias usadas por los principales pintores madrile�os del siglo XVII. El estudio de su cultura, as� como de sus relaciones sociales, consiguen recrear el universo est�tico e hist�rico en el que desarrollaron su obra, prestando especial atenci�n a alguno de los m�s importantes conjuntos iconogr�ficos del barroco hisp�nico: El sal�n de Reinos del Buen Retiro. Se estudian, asimismo, los componentes creativos de artistas tan importantes como Juan Bautista Ma�no, Vicente Carducho, Jusepe Leonardo, Pereda, Vel�zquez, Carre�o, Rizi, Herrera el Mozo, Claudio Coello y Palomino, entre otros. Se estudia adem�s la importancia de la arquitectura ef�mera y festiva y los componentes simb�licos y emblem�ticos que la alumbraron, as� como el uso de la ret�rica y el ceremonial de Corte, terminando con uno de los m�s importantes pintores del �ltimo barroco: Sebasti�n Mu�oz. El libro es el resultado del proyecto de investigaci�n dirigido por Benito Navarrete Prieto y financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovaci�n en colaboraci�n con el museo de Bellas Artes de Asturias. El trabajo ha sido desarrollado durante cuatro a�os y en �l tambi�n han participado Teresa Zapata y Antonio Mart�nez Ripoll, ambos profesores de la Universidad de Alcal�.

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Julio Romero de Torres

2008

Julio Romero de Torres (C�rdoba 1874-1930) es uno de los iconos m�s populares de la pintura espa�ola y ha tenido grandes defensores y grandes detractores, provenientes de diversas tendencias culturales e ideol�gicas y de distintos estamentos sociales. En esta publicaci�n se establece una visi�n actualizada de su biograf�a y su pintura, incluyendo la revisi�n de las fuentes que le sirven para sus composiciones y la influencia que la obra del artista cordob�s ha tenido en el arte, la publicidad, la moda, el cine, la m�sica, entre sus contempor�neos y tras su muerte hasta la actualidad.Se recogen aqu� una buena parte de sus pinturas m�s conocidas y otras in�ditas, con una singular aportaci�n para el conocimiento de sus dibujos y carteles, facetas de su arte hasta hace poco bastante desconocidas dentro de su producci�n y que lo conectan con el arte de sus contempor�neos, situaci�n muy poco tenida en cuenta por quienes han investigado sobre el pintor.Todo ello con el fondo de la enso�aci�n de una ciudad, su ciudad, C�rdoba. Una ciudad pintada en diversas interpretaciones, m�s o menos coincidentes con su realidad urbana, pero que identifica como algo cercano a su propio entorno y est� presente en su vida y en su arte con independencia de d�nde viva o d�nde pinte.

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Diego Vel�zquez

2008

Esta breve monograf�a que ahora se presenta tiene principalmente un car�cter general, si bien se han introducido aspectos espec�ficos que pueden ser v�as de acceso a futuras investigaciones. En t�rminos generales se ha empleado el cat�logo m�s actualizado de L�pez Rey como punto de referencia, aunque tambi�n se han incluido obras que no son aceptadas por toda la cr�tica pero cuyo debate y existencia el lector debe conocer. Durante las �ltimas d�cadas las investigaciones y escritos sobre Vel�zquez se han multiplicado exponencialmente y su arte ha sido admirado y parafraseado por lo m�s grandes maestros del siglo XX, entre ellos Picasso y Francis Bacon. El pintor y su obra siguen siendo tema de debate entre los especialistas empe�ados en aprehender el sentido �ltimo de sus im�genes que se nos muestran siempre abiertas en sus significados, din�micas en su silencio secular. Admirados por la t�cnica modern�sima, el colorido elegante, el realismo trascendente, las composiciones meditadas, la espiritualidad tangible, se descubre que las obras de Vel�zquez -retratos, paisajes, bodegones, escenas sacras, de historia y mitolog�a� son adem�s fuentes inagotables de inspiraci�n en todas las artes.

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Francisco de Zurbar�n

2007

Francisco de Zurbar�n tuvo un papel decisivo en la renovaci�n del arte sevillano de la primera mitad del siglo XVII. Su inter�s por la expresi�n naturalista de las emociones humanas en la pintura religiosa constituye uno de los aspectos pioneros m�s interesantes de su arte. Pero curiosamente, en la iconograf�a de las santas y v�rgenes, este pintor tan �moderno� mantuvo en la producci�n considerable de su obrador, modelos de santas convencionales caracterizados por un rostro inexpresivo y la descripci�n pormenorizada del ropaje de gran riqueza. De dicho obrador salieron varias series de santas que se han venido considerando como lo m�s grato de su producci�n. Estas figuras femeninas elegant�simas, con escasos atributos m�sticos, son un modelo de gracia aut�nticamente sevillana. Otras veces, en cambio, las santas aparecen con unos rasgos muy personales, lo que ha hecho suponer que se trataba de retratos �a lo divino�.

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Pedro de Mena

2007

En la trayectoria art�stica de Mena, como se valor� ya muy positivamente desde Palomino o Ce�n, la presencia de Cano marca un antes y un despu�s. No obstante, una vez en M�laga, ir� depurando las lecciones aprendidas hasta configurar su propio estilo, mucho m�s realista, naturalista, profundamente expresivo y, todo ello, dentro de un singular virtuosismo t�cnico. De ah� que, en �ltima instancia, Mena haya de ser considerado como figura �nica y se�era del patrimonio cultural malague�o, mas sin olvidar que, en sus obras firmadas, casi siempre hizo constar su origen granatensis, donde naci� en 1628, y donde habit� hasta los 30 a�os en que se avecind� en M�laga. Estas dos grandes etapas de su vida �granadina y malague�a, ambas con la misma duraci�n temporal de treinta a�os� ser�n las bases articuladoras de este trabajo.

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Francisco Salzillo

2007

A punto de cumplirse los trescientos a�os del nacimiento de Francisco Salzillo Alcaraz y tras los muchos estudios que se le han ido dedicando desde el d�a de su muerte en 1783, este prodigioso y completo artista ha salido siempre airoso de los juicios que se le hayan podido hacer a lo largo del tiempo y de los cambios del gusto est�tico. Al principio del Neoclasicismo estaba ya bien impuesto en Espa�a, pero el artista fue admirado por la equilibrada contenci�n y el delicado idealismo con que supo te�ir el fuerte naturalismo de sus figuras y composiciones. Esa �ltima cualidad le hizo luego ser admirado por rom�nticos y realistas de mediados del siglo XIX, a la vez que se pon�a en justo valor el profundo sentimiento religioso que supo imbuir a sus creaciones, que era muy capaz de conmover a los esp�ritus sensibles. Desde la segunda mitad del siglo XX, los estudios positivistas, basados en documentaci�n estricta y miradas objetivas, le han despojado del aura rom�ntica que alguna vez pudo haber ayudado a su mitificaci�n, pero es muy cierto que estos no han podido quitar un �pice a su intr�nseco valor art�stico y, antes bien, han servido para reforzar su importancia en el panorama de los otros artistas contempor�neos, haciendo de �l una figura reconocida y aclamada como uno de los artistas de alcance universal que dio el prol�fico e irregular siglo XVIII.

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